Tenía 88 años. Se lo confirmó el abogado del actor a la agencia AFP.
Jean-Paul Belmondo fue una de las figuras del cine francés.
Jean-Paul Belmondo, una leyenda del cine francés, murió este lunes a los 88 años, según confirmó su abogado a la agencia de noticias AFP.
Dueño de un carisma sin igual, el actor, realizador y artista fue una de las figuras más taquilleras de la historia del cine de Francia. Su nombre fue una marca registrada, sobre todo entre fines de los ‘70 y casi toda la década del ‘80.
Con su rostro bronceado y presencia ganadora, Belmondo trascendió a partir de algunas producciones de la llamada Nouvelle Vague antes de hacerse mundialmente famoso por sus papeles en comedias y films de acción.
Al igual que su compinche eterno, Alain Delon, fue uno de los gigantes de Francia: ambos triunfaron encarnando a mafiosos, detectives, ladrones y policías, aunque con perfiles diferentes que se complementaban tanto dentro como fuera de la pantalla. Eran muy amigos.
La fama le llegó con Godard
Nacido el 9 de abril de 1933 en Neuilly-sur-Seine, un suburbio acomodado de París, Belmondo se crio en una familia de artistas. Su padre de origen italiano era un reconocido escultor. Soñaba con ser actor de teatro, y para eso, se inscribió en el conservatorio.
Tras lanzarse muy joven a la actuación en algunos films, fue Jean-Luc Godard, el papá de la Nouvelle Vague, quien detectó su talento y le confió en 1960 el papel protagónico junto a Jean Seberg en Sin aliento. “Después, de la noche a la mañana, me fui a Italia a rodar cuatro películas seguidas. El teléfono no paraba de sonar: hubiese podido hacer veinte por año, si quería”, contó una vez.
Su afición por el boxeo, otra coincidencia con Delon, lo desvía hacia papeles más físicos del cine policial y de aventuras. También empieza a hacer comedias más livianas junto a estrellas de la talla de Claudia Cardinale, Gina Lollobrigida, Catherine Deneuve y Sofía Loren. Algunas se convirtieron en parejas, como Ursula Andress y Laura Antonelli.
La acción en el cine le da un impulso en la taquilla mucho más potenciado que el arte que había conseguido con algunas producciones de Godard, entre otros realizadores de esa generación. De esta forma, empezó su camino al mainstream internacional con Borsalino, El magnífico y El profesional, entre otras.
Entre la crítica y lo popular
“Estoy orgulloso de ser una estrella popular, no rechazo a la aprobación del público”, comentó, cuando parte de la crítica especializada lo cuestionaba por elegir roles que no buscaban más que el entretenimiento.
Durante buena parte de esos años, 48 de sus películas superaron el millón de entradas. Su gran fracaso fue El solitario, en 1987. “Ya estaba harto y el público también”, dijo, cuando recordó el paso en falso de otro film en el que encarnaba un personaje dentro del género policial.
Tras tantear de a poco al cine a partir de ese año, Belmondo volvió al teatro, su gran pasión de joven antes de ser una figura en la pantalla grande. En 2001, se retiró de toda actuación por algunas cuestiones de salud. Solo volvió para un papel en Un homme et son chien, de 2008, la historia de un anciano rechazado por la sociedad.
El Festival de Cannes recompensó el conjunto de su carrera con una Palma de honor en 2011 y la Mostra de Venecia con un León de Oro un lustro más tarde. Era de cuatro hijos: Patricia (fallecida trágicamente), Florence, Paul y Stella, a quien tuvo a los 70 años.